1.Lo más probable es que llegues a Auckland, una ciudad que no llama especialmente la atención a los viajeros. Sin embargo si le das una oportunidad seguro que te sorprende. Nosotros aprovechamos para hacer un curso de inglés, y allí estuvimos durante 15 días, hemos de decir que nos encantó. No te vayas sin pasear por la zona del puerto, por Queen Street y, si no sufres de vértigo, sube hasta Sky Tower. Nuestro paso por Auckland.
2. Al extremo norte del país se encuentra el Cape Reinga, uno de los sitios más especiales en Nueva Zelanda. Desde lo alto del mirador se puede contemplar como se juntan las aguas del Mar de Tasmania con las del Océano Pacífico. Los maories lo consideran un lugar sagrado, pues aquí es donde los espíritus dejan el mundo terrenal hacia el “inframundo”. Nuestra visita al Cape Reinga.
3. Hacer una visita a Hobbiton puede parecer algo muy friki (y lo es jeje), pero nosotros nos lo pasamos pipa. Y poder brindar con una gingerbeer en la taberna donde lo hicieron Frodo y sus amigos… es algo que no se olvida. Puedes comprar tus entradas aquí o leer Nuestra experiencia en Hobbiton.
4. Leímos que Coromandel es una de las regiones más bonitas de toda Nueva Zelanda. Tras pasar un mes cuidando de una super casa, lo podemos corroborar. No te pierdas la Cathedral Cove y luna rutita en coche por sus costas. La Cathedral Cove de cerca.
5. Bajando desde Coromandel te recomendamos recorrer la Tutukaka Coast, llena de acantilados y playas muy chulas, y paisajes de postal. Porque tutukaka no es caca, mola! Nuestro recorrido por la Tutukaka Coast.
6. No lo encontrarás en muchas guías turísticas ni en el top 10 de ningún listado de las mejores playas, se trata de un lugar poco turístico y frecuentado por locales, pero a nosotros nos gustó mucho. Hablamos de playa de Waihi, salvaje e imponente, es un buen lugar para pasar unas horas de relax y contemplar el atardecer. Nuestro paso por Waihi.
7. Muy cerquita de allí hay un pueblecito de costa, Mount Maunganui, destino vacacional de los kiwis de la zona. Los pequeños hoteles y segundas viviendas se disponen alrededor de un volcán extinto, desde donde hay unas vistas increíbles. Nuestro paso por Mount Maunganui.
8. Ya habremos disfrutado de grandes ciudades y entornos naturales geniales, es hora de cambiar de tercio. Raglan es un pequeño paraíso para hippies y surferos, un pueblecito de costa relajado y con un ambiente único. Aquí te contamos más sobre Raglan.
9. El lago Taupo es el más grande del país y si viajas en furgoneta, merece la pena pasar una noche en sus orillas. Los atardeceres y las vistas de las montañas cercanas son espectaculares. Nuestra etapa recorriendo el lago Taupo.
10. Nueva Zelanda es famosa por sus trekkings, si tienes las pilas cargadas y estas por la isla norte, recorre el trekking del Tongariro Alpine Crossing. Aunque es durillo y tiene casi 19 km, si no estás en buena forma no te desanimes: nosotros tampoco lo estamos (auch) pero lo acabamos y lo disfrutamos como enanos. Eso sí… ¡menudas agujetas de
11. Para nosotros fue una de las grandes sorpresas del viaje, el parque geotermal de Wai-O-Tapu tiene lagos de colores, cráteres, pasarelas y géiseres que expulsan gases de la mismísima tierra… y que huele a huevo podrido, todo sea dicho. Nuestra visita a Wai-o-tapu.
12. Al extremo sur de la isla norte se encuentra Wellington, la capital del país. Quien espere una ciudad pequeña y aburrida estará completamente equivocado, resultó ser una ciudad llena de vida, street art y bastantes cosas que ver y hacer. No nos hubiese importado pasar una temporadita en Windy Welly, como la llaman sus habitantes. Nuestro paso por Wellington.
13. Cruza el Estrecho de Cook en ferry. Puede que salga más caro que hacerlo en avión, pero será como estar disfrutando de un mini crucero que se interna entre fiordos hasta llegar a Picton, ya en la isla sur de Nueva Zelanda. Nuestro paso de la isla norte a la isla sur.
14. En el norte de la isla sur está el parque nacional Abel Tasman, que ofrece varias opciones de recorridos a pie por sus caminos y calas. A nosotros nos recordó mucho a la Costa Brava. Nuestro paso por el Abel Tasman.
15. Si Mount Maunganui es el pueblo favorito de Rober, Kaikoura es el de Lety. Aunque lo verdaderamente interesante de este sitio es perder la mirada en el océano, contemplar las piruetas de los surferos o calentarse en una hoguera cuando llega la noche en sus playas. Y todo esto en un marco incomparable, con las montañas nevadas a nuestra espalda. Nuestros días en Kaikoura.
16. Si te pilla de camino, haz una parada en Christchurch. Es la ciudad más grande de la isla sur y fue devastada por un terrible terremoto en el año 2011. Pero poco a poco, Christchurch se levantó y hoy ofrece zonas de street art, tiendas molonas y sitios donde comer bien. Más cosas que visitar en Christchurch.
17. Las carreteras de Nueva Zelanda son una pasada: mientras conduces te vas cruzando con paisajes abrumadores. Aunque si tuviésemos elegir una ruta panorámica sería la que lleva al Monte Cook. Las vistas ponen la piel de gallina. Y una vez en el destino, aprovecha para hacer algún trekking, hay de diferentes niveles. Nuestra visita al Monte Cook.
18. El Monte Cook es el extremo norte de esta carretera, al otro extremo se encuentra el Lago Pukaki, con sus aguas azul atómico y la montaña más alta de Nueva Zelanda de fondo. Además este es uno de los mejores puntos del mundo para contemplar las estrellas! Y si tienes suerte, puede que hasta disfrutes de la aurora austral. Por supuesto, el cercano lago Tekapo también mola mucho (sobre todo por su fotogénica iglesia). Nuestro paso por los lagos Tekapo y Pukaki.
19. Si seguimos bajando por la isla sur llegamos a Queenstown, nuestra ciudad favorita de Nueva Zelanda. Es la capital de los deportes de aventura, así que es una excelente ocasión para hacer bungy jumping. Si lo tuyo no es el riesgo, siempre puedes darte un chapuzón en su frío lago o pasear por su centro lleno de tiendas y restaurantes. Más cosas que ver y hacer en Queenstown.
20. En la costa este esta isla te recomendamos visitar los curiosos Moeraki Boulders, unas rocas redondas que parecen haber caído del espacio exterior. Si le echas imaginación hasta te parecerán huevos de dinosaurio! Nuestra visita a los Moeraki Boulders.
21. En Nueva Zelanda habitan unos de los animales más simpáticos del mundo: los pingüinos. En la Península de Otago hay algunas colonias que, con algo de suerte, pueden verse, eso si, siempre con respeto. Es una buena excusa para recorrer esta bonita zona, que esconde otras sorpresas. Nuestro paso por la Península de Otago.
22. Otra zona donde quedarse con la boca abierta es The Catlins, en el punto más al sur de Nueva Zelanda. No puedes dejar de pasar por The Nuggets, un mirador con un faro donde sentir la fuerza de la naturaleza. Todo muy muy fotogénico. Nuestra ruta por The Catlins.
23. Una de las cosas imprescindibles de Nueva Zelanda es acercarte al parque nacional de Fiordland. Los fiordos son incontables, aunque el más conocido para visitar es Milford Sound. Lo más rápido y fácil es hacer un crucero por él, aunque también hay trekkings para descubrir esta maravilla natural, considerados los mejores del mundo. Nuestra experiencia en Milford Sound.
24. Los fiordos y los glaciares son dos de los atractivos naturales principales de Nueva Zelanda. Los más importantes de estos últimos son los glaciares Fox y Franz Josep. Aunque el tiempo corre en contra de ellos y cada año que pasa retroceden a velocidades vertiginosas. Da miedo ver las fotos de otros viajeros que los visitaron no hace tanto, y como están en la actualidad… Aun así, merece la pena contemplarlos de cerca, o bien hacer un vuelo panorámico. Nuestra visita a los Glaciares de Fox y Franz Josep.
25. Para terminar, te recomendamos hacer un road trip por la Costa Oeste de la isla sur. Salvaje y con paisajes de postal. Aquí podrás ver las famosas Pancakes Rocks, Tauranga Bay y muchos rincones inolvidables. Nuestra ruta por la West Coast.
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