La comarca del Matarraña, en Teruel, es una de esas regiones que reúne todos los elementos que solemos asociar con la bucólica vida de campo: tranquilidad, suaves colinas, rebaños de ovejas, olor a hierba, olivos en flor, pueblos con encanto, ríos de aguas cristalinas, buena comida casera… No en vano la llaman “la Toscana española”. En este post mencionaremos algunas de las mejores cosas que podéis hacer en la comarca del Matarraña y los principales lugares de interés.
Pueblos con encanto
Uno de los mayores atractivos turísticos de la comarca del Matarraña (o Matarranya) son sus preciosos pueblos medievales. Dos de ellos, Valderrobres y Calaceite, forman parte de la asociación de “Pueblos más bonitos de España”. Y cinco en total han sido declarados “Conjunto histórico” por el Ministerio de Cultura.
Valderrobres
Valderrobres (Vall-de-roures en catalán de Aragón) es la capital de la comarca del Matarraña. Su coqueto casco antiguo, lleno de callejuelas empinadas, se sube a lomos de una pequeña colina delimitada en la zona más baja por el río Matarraña (que da nombre a la región) y en la más alta por el conjunto patrimonial que forman el Castillo y la Iglesia Santa María La Mayor. La visita se realiza de forma conjunta e incluye la entrada al museo de la ciudad. Tampoco hay que perderse el Ayuntamiento y el Puente de Piedra del s.XIV.
Calaceite
Calaceite (Calaceit) es la segunda localidad más poblada del Matarraña (1.039 hab.). Su casco urbano también se eleva sobre una loma, como es habitual en los pueblos de la zona. Destacan la Plaza España, con su Ayuntamiento de 1609, y la Iglesia de la Asunción, con una imponente fachada barroca. También son preciosas las capillas instaladas sobre antiguas puertas de la muralla y una infinidad de rincones, como los de la Calle Maella o la Plaza de los Artistas.
Beceite
Beceite (Beseit) es uno de los principales lugares de interés del Matarraña. Es una buena base para excursiones y, además, el pueblo es precioso. La entrada se realiza por el Puente de piedra (s.XVI) sobre el río Matarraña. Un laberinto de calles empinadas suben hacia la Plaza de la Constitución, con el Ayuntamiento y la Iglesia de San Bartolomé (s.XVIII). También destacan los portales medievales, la arquitectura señorial de la Calle Castellà y sus históricos molinos papeleros.
La Fresneda
La estructura del pueblo de La Fresneda (La Freixneda) es muy similar a los anteriores, con calles estrechas repartidas por la falda de un pequeño promontorio. En lo más alto sobresale la Iglesia de Santa María la Mayor (s.XVII) y, muy cerca, los escasos restos del castillo ofreciendo unas inmejorables vistas de la comarca. En el centro del pueblo hay que visitar la Plaza Mayor, con el Ayuntamiento del s.XVI y, a continuación, la Calle Mayor, con bonitos soportales.
Ráfales
Si todos los pueblos del Matarraña destacan por ser coquetos y tranquilos, Ráfales (Ràfels), con menos de 200 habitantes, es un remanso de paz. Casi todos sus encantos se concentran en la Plaza Mayor, donde se encuentra la Iglesia de Nuestra Asunción (s.XIV), el Ayuntamiento (s.XVI) y una bonita esquina porticada de época medieval. Desde la plaza hay que callejear y llegar a lo que queda del Castillo de la Orden de Calatrava (s.XIV). También se puede visitar el Molí de l’Hereu, que hace funciones de museo y alojamiento rural.
Otros pueblos bonitos del Matarraña
En nuestra última visita al Matarraña conocimos otros tres pueblos que nos encantaron: Cretas (foto inferior), Peñarroya de Tastavins y Monroyo. Los tres merecen una parada si tenéis tiempo. Quizá Cretas, por su ubicación, es el más fácil de incorporar a una ruta por el Mataraña. Otros pueblos que nos recomendaron visitar fueron Mazaleón y Arenys de Lledó.
Rutas por la Naturaleza
Otro buen motivo para animarse a explorar la comarca del Matarraña es su entorno natural. Con cuatro ríos y zonas montañosas como los Puertos de Beceite (1.400 m), hay posibilidades para todos los gustos: desde escalada hasta paseos sencillos para toda la familia. Aquí mencionaremos las tres rutas que nosotros hicimos, todas ellas bastante fáciles.
Ruta del Parrizal
Este lugar nos encandiló. Si solo tuvierais un día para visitar la comarca del Matarraña os recomendaríamos ir directos a Beceite y hacer esta excursión. Desde el parking nº3 comienza una ruta de unos 8 km (3 h ida y vuelta) en paralelo al río Matarraña. El camino es bastante sencillo, con pasarelas de madera en las zonas más difíciles, pero hay algún saltito entre piedras (sobre todo al final) y conviene ir preparado. La ruta es bellísima, pero además tiene como premio la llegada a “Els Estrets del Parrissal”, un cañón con paredes de 60 m.
Lo único “negativo” de esta ruta es que se ha hecho muy popular en los últimos años. El acceso está regulado de marzo a mitad de diciembre, es de pago y puede haber problemas de aparcamiento. Si no aparcáis en el parking nº3 tendréis que caminar 40′ extra en cada sentido. En pleno enero nos cruzamos a 8 o 10 personas en total, así que la experiencia fuera de temporada fue perfecta. Por cierto, está prohibido el baño en todo el recorrido y el acceso con perros u otros animales.
Pozas de La Pesquera
También desde Beceite podéis hacer la excursión de “La Pesquera”. En este caso sí es recomendable ir en verano, ya que la gracia es ir dándose baños en las muchas pozas que se forman en el río Ulldemó. El acceso también está regulado y es de pago. Todo el recorrido (7,7 km solo ida) se puede realizar en coche por pista de tierra, parando de tanto en tanto a bañarse o dar un paseo. En temporada baja no resultó tan atractivo, pero aún así pueden verse bonitos paisajes.
Salt de la Portellada
Una tercera excursión que os sugerimos es la del “Salt de la Portellada”, cerca de Valderrobres. Se puede hacer andando desde el aparcamiento gratuito a pie de carretera (4 km ida y vuelta, algo más de 1 hora en total) o en coche por una pista de tierra más o menos apta. El recorrido transcurre por campos de cultivo y olivares, pero el gran atractivo es el salto de agua del río Tastavins.
Para poder ver el salto desde abajo puede ser necesario atravesar el río, con alta probabilidad de mojarse los pies, por lo que recomendamos buen calzado o un repuesto. La última bajada es algo empinada y un poco pedregosa, pero con cuidado se puede acceder sin mayores problemas.
Otras rutas en el Matarraña
Por supuesto hay otras muchas rutas que se pueden hacer en la comarca, tanto a pie como en bicicleta. Una de las más típicas es la Vía Verde de la Val de Zafán, con un tramo total de casi 30 km en el Matarraña. Otro lugar que nos aconsejaron para baños y paseos fáciles es el Embalse de Pena. Los senderistas más exigentes pueden buscar información sobre las Rocas del Masmut y La Caixa.
Lugares con historia
La historia de la comarca del Matarraña se remonta a la Edad del Bronce. Por esas tierras, ubicadas en zona fronteriza muy cerca de Cataluña y la Comunidad Valenciana, han pasado muchas culturas y todas ellas dejaron su huella. Aquí van algunos lugares con historia que podéis ver…
Arte rupestre
La comarca del Matarraña alberga ocho conjuntos de arte rupestre que forman parte del “Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica”, declarado Patrimonio de la Humanidad. ¿Recordáis la ruta del “Parrissal”? Pues otro motivo para hacerla es que en el primer tramo podréis ver las pinturas de La Fenellassa. Se ven a cierta distancia y apenas son distinguibles, pero impresiona pensar que tienen unos 3.500 años. Otros conjuntos son: Roca dels Moros, Els Gascons y Font de la Bernarda (Cretas), Caídas de Salbime y Els Secans (Mazaleón).
Poblados y túmulos ibéricos
Los íberos dejaron una importante huella en la comarca del Matarraña durante los siglos VII y VI a.C. En la región se pueden visitar los vestigios de hasta seis poblados íberos, todos ellos cerca de Cretas, Calaceite y Valdeltormo. Dos de los más destacados son el de Els Castellans, en el municipio de Cretas, y el de San Antonio, muy cerca de Calaceite. Nosotros visitamos este último y mereció la pena no sólo por el paseo y las ruinas, sino también por las fantásticas vistas.
Además de los poblados ibéricos, también se pueden visitar varios túmulos funerarios. La mayoría están concentrados en la “Ruta de los túmulos ibéricos“, cerca de Cretas. Podéis aparcar al pie de la carretera y hacer el tramo de la ruta que queráis, aunque en el primer kilómetro ya hay varios ejemplos notables, como los túmulos de “Mas Toribio”. Si queréis saber más sobre los íberos y el afamado arqueólogo local que descubrió buena parte de los yacimientos, podéis visitar el Museo Juan Cabré en Calaceite.
Cárceles medievales
Por la comarca del Matarraña hay repartidas una docena de cárceles medievales, o más bien mazamorras, construidas entre los siglos XVI y XVIII. Todos los pueblos que hemos mencionado (salvo Beceite) tienen su propia prisión y todas son visitables. Algunas están abiertas y la entrada es libre. Otras requieren concertar una visita guiada. Y casi siempre se encuentran en el edificio del Ayuntamiento. Dentro hay argollas, recreaciones con maniquíes, cadenas, antiguos portones… merece la pena ir entrando en ellas cuando las encontréis.
Emitas y santuarios
Casi todos los pueblos del Matarraña tienen en las afueras una ermita (o dos) y mantienen la tradición de realizar romerías una vez al año. La mayoría fueron construidas entre los siglos XVII y XVIII, aunque hay algunas anteriores. Más allá de su interés arquitectónico, ofrecen la oportunidad de dar un buen paseo y obtener una magníficas vistas de los pueblos, como en La Fresneda o Calaceite. En esta última, y en Beceite, el ascenso se realiza a través de un Calvario.
Además, hay dos santuarios que nos parecieron dignos de visita. Cerca de Peñarroya de Tastavins, a pie de carretera, se encuentra el Santuario de la Virgen de la Fuente. El complejo esta formado por una hospedería y dos ermitas, una de las cuales esconde en su interior un bello ejemplo de carpintería mudéjar aragonesa. También nos encantó el Santuario de la Virgen de Gracia, ubicado a 4km de La Fresneda por pista de tierra (apta para coches). El conjunto, del s.XVIII, incluía un convento, iglesia, hospedería, etc., pero fue abandonado. Sus ruinas en medio del bosque sobrecogen.
Otros lugares de interés
Inhóspitak (Dinópolis)
Otro buen motivo para visitar Peñarroya de Tastavins es Inhóspitak, una de la siete sedes secundarias de Dinópolis. Es muy recomendable para familias con niños, pero como adultos también disfrutamos y aprendimos. La joya de la corona es la réplica a tamaño real (17 m) de un Tastavinsaurus sanzi, dinosaurio de más de 100 millones de años encontrado en el municipio. En la exposición pueden verse parte de sus huesos originales, audiovisuales, juegos interactivos, etc. Y en una zona exterior hay otro esqueleto y un pequeño parque infantil.
Observatorio de buitres Mas de Bunyol
El Observatorio de buitres Mas de Bunyol nos enamoró. Cualquier actividad con animales nos causa mucho recelo, pero varios artículos en diferentes medios (como National Geographic, El País, El Mundo, etc.) y los consejos de algunas personas de la zona nos hicieron pensar que merecería la pena. ¡Y así fue! Este observatorio es el fruto de la tenacidad de José Ramón, más conocido como “Buitreman”, quien lleva 25 años alimentando buitres salvajes contra viento y marea, sin apenas fallarles ningún día.
La actividad se realiza todos los días del año y las condiciones de seguridad (para las aves) son máximas. Los buitres acuden desde Els Ports y otras montañas de los alrededores a su almuerzo diario mientras los visitantes se ocultan en silencio tras un mirador. Dependiendo del día se pueden dar cita hasta 300 buitres. Un espectáculo fascinante aderezado por la magnífica charla de “Buitreman” y su esposa, verdaderos apasionados de la naturaleza y de su tierra.
LA TRUFA EN MATARRAÑA
La trufa, también llamada “oro negro”, es un hongo subterráneo en forma de patata, que crece a unos 30 cm de profundidad, por lo que para su localización es imprescindible la ayuda de un perro o jabalí. Crecen en terrenos con altitudes entre los 700 y 1400 metros, en suelos calizos y con una pluviometría de 500 a 900 mm y crecen asociadas a bosques de carrasca, encinas o robles, requisitos que se dan en la parte meridional de la comarca del Matarraña/Matarranya.
De los diversos tipos de trufas que existen, en la comarca se comercializa la trufa negra, denominada científicamente Tuber melanosporum y la blanca o de verano: Tuber aestivum. La recolección de la trufa negra se hace entre los meses de noviembre y marzo, mientras que la de verano madura de mayo a agosto. Su carne es perfumada y tiene gran valor culinario. Se comercializa tanto entera, cruda, como laminada, o incluso en forma de paté o mermelada, y su aroma también se puede degustar a través del aceite trufado, aportando un toque exclusivo y perfumando los platos.
En Matarraña podréis encontrar muchos restaurantes donde ofrecen platos con trufa, o incluso menús enteros donde el protagonista indudable es la Trufa.
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